“No te pongas esa ropa, no tenés edad”. “No hagas ese deporte, no tenés edad”. “No vayas a esa fiesta, no tenés edad”. Todos esos “no” son prejuicios y estereotipos que escuchan a diario las personas adultas y que intentan derribar para evitar que limiten sus actividades, sus libertades y sus derechos. Esas fueron algunas de las experiencias que compartieron quienes participaron en el I Congreso de Vida Adulta, que se realizó en el Hospital Universitario.

La actividad, organizada por el área Educación para la Salud, Gestión de la Cronicidad de DAMSU, fue una oportunidad para escuchar y para hablar. Quienes participaron asistieron a charlas sobre diversas temáticas y compartieron sus vivencias.

Los prejuicios, estereotipos y mitos sobre la edad adulta y la vida sexual fueron algunos de los tópicos que se abordaron y que afectan al grupo de personas de 60 años y más, que según datos del último censo nacional incluye a 7 millones de personas.

El auditorio del Hospital Universitario fue el ámbito de encuentro. Hubo charlas, música, teatro, baile, danza; todas expresiones artísticas protagonizadas por mujeres y varones que integran el Centro de Jubilados y Pensionados de la UNCUYO (Cejupen), que no solo sirvieron para el disfrute, sino también como disparadoras para reflexionar sobre los mitos que rodean a la edad adulta.

Discriminación por edad

Paola Salazar y Celeste Villarroel, integrantes del Centro de Estudios sobre Vejeces y Envejecimiento Poblacional (Cevep) de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCUYO, expusieron sobre edadismo. Aseguraron que este tipo de discriminación por edad no se ciñe a los adultos, sino que comienza a los 4 años con la escolarización.

Para desarrollar su punto de vista, las licenciadas en Trabajo Social mostraron en la pantalla fotos de personas de distintos grupos etarios, desde la niñez hasta la adultez. En todos los casos hicieron las mismas preguntas: quién es, qué hace, cómo es, qué piensa y las respuestas dejaron claro que se espera que las personas actúen de cierto modo, según la edad que tengan.

Las profesionales explicaron que un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) mostró que de cada 2 personas 1 es edadista, es decir que tiene prejuicios, estereotipos y hasta discrimina a las personas por la edad. Por eso, explicaron que este fenómeno perjudica a todas las generaciones y afecta la salud física y mental, porque puede limitar actividades, libertades y derechos.

Salazar y Villarroel comentaron que la discriminación por edad hacia los adultos mayores se denomina viejismo y que son múltiples los mitos y prejuicios en torno a las personas de 60 y más. Dijeron que estas ideas preconcebidas unifican a este grupo, como si fueran iguales y no existiera diversidad ni heterogeneidad en esta etapa.

Mujeres y varones que participaron del encuentro contaron experiencias en torno a prejuicios que existe sobre esta etapa, que reciben tanto de extraños, como de su propio entorno familiar. “No te pongas eso, no tenés edad” o “No hagas esa actividad”, porque te podés hacer daño” fueron algunas de las frases que compartieron.

Frente a estas ideas preconcebidas de lo que pueden y no pueden hacer Marta Barcudi, Cristina García y Salva Arzam utilizaron la misma palabra para describir lo mejor de esta etapa de su vida: libertad. Por eso, explicaron que dentro de sus posibilidades realizan múltiples actividades para mantenerse lúcidas y activas, porque por primera vez no tienen horarios y pueden disfrutar sin preocupaciones de encuentros con sus amistades y familiares.

“Lo más importante es tener un proyecto, pensar qué podemos crear, qué podemos hacer, qué podemos seguir aprendiendo”, fueron las palabras de Salva.

Juan Cortes contó que no hace caso a los prejuicios. “Siempre hay alguien que te dice que no te arriesgues, pero yo nunca dejé de viajar ni de hacer deporte. A mí me gusta estar vivo, creo que hay que aprovechar el camino, no importa el fin sino el camino”, expresó.

De la vieja loca al viejo verde

Tatiana González Cuzi, licenciada en Trabajo Social, abordó otra temática rodeada de mitos: la sexualidad en la edad adulta. Inició su charla con algunas preguntas: ¿el deseo va desapareciendo a medida que se envejece? ¿Es peligroso tener una vida sexual en la vejez? ¿Es necesario tener una pareja? Y a cada una respondió que no.

Cuzi explicó que el primer mito que es necesario derribar es que todas las personas envejecen igual, como si no fuera un proceso singular atravesado por factores biológicos, sociales, ambientales. Explicó que esa unificación tiene un correlato en las ideas preconcebidas: son enfermos, pierden autonomía, tiene deterioro intelectual, mal carácter y son improductivos, todo lo cual lleva a la infantilización.  

La profesional explicó que en el plano de la sexualidad los mitos en torno a esta etapa están muy arraigados: no tienen relaciones sexuales, no tienen deseo, es lógico que un varón busque una pareja más joven, pero no que lo haga una mujer. Y dijo que socialmente hay estereotipos que se repiten: el de la vieja loca o el del viejo verde.

Cuzi explicó que todas esas ideas preconcebidas se pueden encontrar en internet, con solo teclear las palabras sexualidad y vejez. Invitó a los presentes a probar que las imágenes que aparecen son siempre las mismas: solo parejas heterosexuales, tomadas de la mano, o dándose un beso, con los cuerpos tapados.

“La sexualidad, como dice la OMS, es parte de nuestro desarrollo psicosocial, es un derecho fundamental. Es un ámbito muy importante de la vida que incluye el deseo, el erotismo, la intimidad”, comentó Cuzi.

Al final de la charla, la profesional les recomendó ver algunas películas y series que cuentan historias relacionadas con la sexualidad en la vejez, como Grace y Frankie o Cosas de Viejos. Dijo que esos relatos, son otra forma de derribar mitos sobre lo que se puede y no se puede hacer en la vida adulta.