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Micromachismos

29/MAR/2021 / Para Bonino (1998), el micromachismo representa a las prácticas de dominación y violencia masculina respecto a la mujer en la vida cotidiana, en el orden de lo "micro", al decir de Foucault , de lo capilar, lo casi imperceptible, lo que está en los límites de la evidencia.

El término contiene la connotación de “machismo” porque alude en el lenguaje popular a una visión negativa de los comportamientos de discriminación hacia la mujer. Los micromachismos son microviolencias que los hombres desarrollan con el objetivo de mantener su posición de género, socialmente establecida con la historia, creando una red que atrapa a la pareja y no le permite desarrollar su propia autonomía personal.

Los mM comprenden un amplio abanico de maniobras interpersonales que impregnan los comportamientos masculinos en lo cotidiano.

En un contexto de pareja,  estas conductas se manifiestan como formas de presión de baja intensidad, es decir, que se desarrollan de forma sutil para intentar no dejar huellas con ellas.

Y la finalidad tiene que ver con:

  • Imponer y mantener el dominio y superioridad ante la mujer.
  • Reafirmar este dominio ante la mujer en el lugar de vínculo entre ambos.
  • No permitir que la mujer aumente su poder personal y/o interpersonal.
  • Aprovecharse de esta dominación.
  • Explotar los cuidados y trabajos recibidos por la mujer.

a) Micromachismos coercitivos

La característica principal que define a este tipo de micromachismo, es que en él, los hombres utilizan su fuerza, ya sea física, psíquica, económica…, para intimidar a la mujer, limitando su libertad, su tiempo, espacio, toma de decisiones, etc. Hacen sentir a la pareja sin fuerza, lo que les acaba produciendo una situación inhibición, desconfianza en sí misma y disminución de la autoestima, lo que genera mayor jerarquía de poder.

Algunas de las conductas que podemos observar aquí, son:

Intimidación. El varón da indicios a la mujer de que si no se le obedece, algo malo le podrá pasar, por lo que se considera que está íntimamente unido a la violencia psicológica.

Control del dinero. El hombre tiene la idea de que el dinero es suyo. Sus modos de presentación son muy variados, como no información sobre usos del dinero común, control de gastos de la mujer, retención del dinero, etc. (Coria, 1992).

No participar en las tareas domésticas. Se basa en la creencia que lo doméstico va encaminado a la tarea de la mujer y lo público a lo masculino, por lo que se le impone a esta hacerse cargo del cuidado del hogar y la familia.

Uso expansivo-abusivo del espacio físico y del tiempo. El varón invade con su ropa toda la casa, utiliza todo el sillón, monopoliza el televisor, toma el tiempo de trabajo en casa de la mujer como su descanso, etc. (Guillaumin, 1992).

Insistencia abusiva. Se gana lo que se quiere a costa del cansancio a la mujer, aceptando lo que se le pide por conseguir un poco de paz.

Imposición de intimidad. Acercamiento entre la pareja sólo cuando el hombre lo desea, por ejemplo, mediante la seducción forzada cuando él quiere sexo.

Apelación a la superioridad de la "lógica" varonil. El hombre presupone que tienen la única razón o que la suya es la mejor, sin tener en cuenta los sentimientos ni las alternativas que aporta la mujer.

Toma o abandono repentinos del mando de la situación. Estas implicar decidir sin consultar, anular o no tener en cuenta las decisiones de la mujer, basados en la creencia de que el varón es el único que tiene poder de decisión.

b) Micromachismos encubiertos

Se define por la ocultación del objetivo de dominio y forzamiento del varón hacia su mujer, provocando disolver la simetría relacional y la autonomía femenina. No se utiliza la fuerza, sino el afecto, para disminuir el pensamiento y la acción eficaz de la mujer, llevándola por la dirección elegida por el varón. Aprovechan su confianza y la dota de sentimientos de impotencia, confusión, culpa, dudas, etc. que favorecen el descenso de su autonomía.

 Abuso del cuidado femenino. El hombre explota la capacidad de las mujeres de cuidado hacia otras personas, que viene desarrollada por la socialización de la cultura patriarcal. También recibe el nombre de lo llaman "vampirismo", porque implica la extracción de energía vital que el varón aprovecha para sí.

Creación de falta de intimidad. Son maniobras de alejamiento, que ayudan al varón a ganar poder y no quedar a la merced de la pareja, que se considera que es normalmente más experta en relaciones cercanas (Weingarten, 1991). Se controla el diálogo de la mujer, ocupándose el hombre de todo. Estas acciones están relacionadas con: los silencios, aislamiento y puesta de límites, avaricia, inclusión invasiva de terceros, etc.

Seudointimidad. El hombre manipula todo el diálogo que tiene con su pareja, haciéndole pensar que el tiene todo el control y sinceridad de la conversación. Es una comunicación defensiva-ofensiva, repleta de engaños y mentiras.
 Desautorización. El hombre considera que tiene toda la razón y que por lo tanto tiene el derecho a juzgar las actitudes de la mujer, haciéndolo con menosprecio, inferioridad y desvalorizaciones, descalificación, no reconocimiento de lo positivo, terrorismo misógino (descalificadores repentinos, de tipo 'bomba",realizados generalmente en el ámbito público), etc.

Paternalismo. Representa la posesividad y autoritarismo del varón ante la mujer.

Manipulación emocional. Se utiliza el afecto de forma negativa, para lograr el control de la relación. Se aprovecha la confianza para darle la vuelta a los sentimientos de la pareja, provocándole inseguridad y dependencia. Aquí se pueden destacar las siguientes aptitudes: culpabilización-inocentización,

enfurruñamiento y dobles mensajes afectivos-manipulativos.

Autoindulgencia y autojustificación. El hombre se justifica continuamente por no realizar las tareas que deben ser de ambos miembros de la pareja. Imponen que las realicen ellas porque las consideran de su responsabilidad. Estas conductas de llevan a cabo mediante estas técnicas: hacerse el tonto, impericias y olvidos selectivos, comparaciones ventajosas, seudoimplicación doméstica,minusvaloración de los propios errores, etc.

c) Micromachismos de crisis

En este tipo de micromachismo, el hombre aprovecha situaciones de desequilibrio en la relación o en la propia mujer, para agudizar su poder personal. El varón, al sentirse perjudicado por esta situación crítica, usa maniobras de este tipo en gran cantidad, con el fin de restablecer el statu quo.

  • Hipercontrol. Aumentar el control de las actividades y tiempos en la relación, con miedo a que la mujer lleve el mando en ella.
  • Seudoapoyo. Apoyos del hombre que no van acompañados de acciones cooperativas con la mujer.
  • Resistencia pasiva y distanciamiento. Falta de apoyo y/o colaboración, acecho (no tomar la iniciativa y criticar) distanciamiento, abandono, etc.
  • Rehuir la crítica y la negociación. El varón intenta acallar los reclamos de la mujer respecto a las actitudes dominantes de este y evitar el cambio de poder.
  • Promesas y méritos. Ceder en algunas ocasiones a aspectos positivos de la convivencia, pretendiendo que la mujer no se enfade y decida darle otra oportunidad, al ver un cambio –que no será duradero- en su pareja.
  • Victimismo. El varón se califica víctima con los cambios de humor de su mujer, culpabilizándola de ellos. Vive todos los cambios de la pareja como sacrificios por su parte, buscando la enhorabuena de la mujer.
  • Darse tiempo. Se manipula el tiempo de la respuesta al cambio intentando dilatar la situación de injusticia relacional. Es una clara maniobra de poder, ya que obliga a la mujer a someterse a los tiempos y deseos del varón, que es quien conserva el poder de decisión.
  • Dar lástima. Buscar la pena de la mujer para conseguir lo que se propone, aprovechándose de enfermedades, amenazas de suicidio, épocas de crisis, etc.

Aunque en los últimos años se ha avanzado mucho en la igualdad entre hombres y mujeres, todavía queda un gran camino por delante. Uno de los objetivos tiene que ser combatir los micromachismos 

¿Cómo combatir los micromachismos desde casa?

  • Educar a niños y niñas acerca de la equidad de género y el respeto hacia el prójimo.
  • Hacer una distribución equitativa de las tareas domésticas
  • Promover una redistribución equitativa de las actividades entre los sexos (en las esferas de lo público y lo privado).
  • Lograr una justa valoración de los distintos trabajos que realizan mujeres y hombres, especialmente en lo referente a la crianza de las hijas e hijos, el cuidado de adultos mayores y de enfermos.
  • Impulsar una modificación de las estructuras sociales,  los mecanismos, reglas, prácticas y valores que reproducen la desigualdad entre hombres y mujeres. Esto puede comenzar con hechos simples como que no haya juguetes exclusivos para niñas o para varones, o que los colores de la ropa no sean exclusivos para niñas o para niños. Nuestra hija puede jugar al futbol o puede tomar clases de baile.
  • Y como un hecho fundamental , escuchar a las niñas, niños y adolescentes, sus ilusiones, sueños y proyectos.

 

 

Autor: Mgtr. Diana Calderón

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