Las enfermedades crónicas son la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo, ya que es una condición que afecta a las personas de forma permanente y en la mayoría de los casos no tiene cura, pero sí pueden tener un tratamiento conservador para evitar que se produzcan complicaciones secundarias, o al menos, que estas se retrasen.

Existen muchas enfermedades crónicas como la diabetes mellitus, algunos cánceres, el lupus, etc. algunas son más graves que otras y dependiendo de ciertos factores pueden causar discapacidades. Otras son de curso leve y con poco impacto en la salud. En general, conllevan un cambio en los aspectos sociales, emocionales y psicológicos y siempre requieren controles rutinarios. 

Otro aspecto a tener en cuenta, es que algunas enfermedades crónicas generan una alteración en la inmunidad que provoca mayor vulnerabilidad frente a las infecciones ocasionales como la que puede producir la COVID-19.

¿Qué sucede en la actualidad?

Esta pandemia ha atravesado a la sociedad en todos sus aspectos:  políticos económicos, sociales y por supuesto el sanitario. Si nos centramos en este último aspecto, podemos notar que desde el inicio de la pandemia solo se ha dirigido la información en forma masiva en lo referente al coronavirus, pero se ha descuidado la información sobre los cuidados que deben tener las personas con enfermedades crónicas en este contexto. Entonces nos encontramos con una pandemia paralela que pasa por los pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles, que están dejando de hacer controles necesarios para su seguimiento, o bien retrasando tratamientos.

La plataforma de organizaciones de pacientes de España publica en la página de la cátedra de cronicidad un trabajo de investigación en el cual el 80% de los pacientes encuestados tuvo algún tipo de dificultad para darle continuidad al tratamiento que llevaba durante la pandemia y el 69 % de los pacientes tuvo cancelación de las consultas de seguimientos.

Una reciente encuesta de la OMS-OPS a través de los estados miembros de la región de las Américas, exhibió que más de la mitad de los países encuestados (53%) han interrumpido parcial o completamente los servicios para el tratamiento de la hipertensión; 49% para el tratamiento de diabetes y complicaciones relacionadas con la diabetes; 42% para el tratamiento del cáncer y 31% para las emergencias cardiovasculares. 

Según el informe de IMPACTO DE PANDEMIA COVID-19 SOBRE EL SISTEMA DE SALUD ARGENTINO, firmado por 25 sociedades científicas, concluyó en que en nuestro país el volumen de consultas médicas disminuyó un 50%, y las prácticas de laboratorio un 63%.

¿Qué está produciendo en los pacientes crónicos la dilación de los controles?

Este retraso en las consultas y tratamientos, generará un aumento en la mortalidad a mediano plazo, por complicaciones cardiovasculares y metabólicas, entre otras.

La revista Nature elaboró un artículo acerca del impacto de la muerte por la pandemia en la cual plantea la problemática de dimensionar la mortalidad por covid-19, en ella concluye que aparte de contar los pacientes muertos por la infección, se debe tener en cuenta la diferencia entre la mortalidad total en el año 2020 y la mortalidad esperable si no hubiera una pandemia basado en la progresión de las curvas de mortalidad de los años anteriores. Finalmente se concluye que las curvas exceden hasta un 25% más muertes que las declaradas por COVID 19.

El gobierno ha continuado generando normas en función de estos hechos que tienden a facilitar estos seguimientos, como la teleconsulta, la receta electrónica, etc., pero no se ha visto una comunicación masiva que concientice a las personas con enfermedades crónicas a continuar con sus controles y tratamientos.

Por esta razón, en DAMSU mantenemos una política de control y seguimiento de las personas que tengan enfermedades crónicas para que no dejen de tener el seguimiento médico necesario optando por la atención con los profesionales de Damsu o bien con los prestadores externos convenidos.